ANTIGUO PARADIGMA VS. NUEVO PARADIGMA



ANTIGUO PARADIGMA VS. NUEVO PARADIGMA





El concepto de paradigma se utiliza en la vida cotidiana y empresarial como sinónimo de “ejemplo” o para hacer referencia a algo que se toma como “modelo”. Es pertinente acotar que a partir de allí se originó un amplio debate regido por las conceptualizaciones entre lo denominado “antiguo” y “nuevo paradigma” estudiados brevemente a continuación en base a las diferencias presentadas entre ellos.

Sin lugar a dudas, el Antiguo Paradigma se encontraba basado en la existencia de la conciencia de que había que “ganarse la vida”, la vida constituyó en todo momento la afamada lucha por la supervivencia, lo que sustancialmente determinaba donde encajar dentro de la sociedad. Asimismo, se hablaba de lo bueno y de lo malo, de lo que estaba bien y de lo que estaba mal, condicionando de esa manera cada uno de nuestros actos, pensamientos o emociones en relación a una apertura o cierre dicotómico de las situaciones cotidianas.

En este sentido, la vida estaba condicionada por multitud de circunstancias ajenas a nosotros entre ellas la familia, educación, lugar de nacimiento, políticos, profesores, vecinos, etc. Llevando a un punto donde siempre teníamos alguien, o algo, a lo que culpar por nuestras desgracias o penalidades. En el Antiguo Paradigma nos educaban desde la escasez y la desconfianza; había que ahorrar para el día de mañana, no podíamos fiarnos de nada ni de nadie, la Vida estaba en contra nuestra, tan sólo debíamos confiar en aquellos que se autoerigían como protectores nuestros.

Por otro lado, las creencias se fundamentaban en dogmas de fe, ideas surgidas de otras mentes que nos habían sido impuestas desde nuestra infancia o, más adelante, a partir de nuestro propio aprendizaje, condicionado por ideas extraídas de personas ajenas a nosotros a los que considerábamos “maestros”, gurús, gente de confianza, etc., que nos convencían de una manera o de otra, con razonamiento o sin él, con discernimiento o sin él.

Uno de los puntos más consolidados del Antiguo Paradigma internalizaba la concepción de que el ser humano aprendía a través de la ley del Karma; las consecuencias de nuestros actos se alejaban tanto en el tiempo de los mismos, que apenas podíamos relacionar las unas con los otros, dificultando así en gran medida el aprendizaje.

Quizás lo más desesperanzador dentro de este paradigma era que buscaba que la humanidad tenía la conciencia de que en el Mundo pasan cosas, independientemente de uno mismo, con lo cual cada individuo poco podía hacer por mejorarlo. De hecho, se buscaba la Iluminación, un estado de total claridad y comprensión de todo lo que acontece, que nos situaría en una posición privilegiada ante el resto de semejantes.

Finalmente, en el Antiguo Paradigma la mente prevalecía sobre el corazón, obviándose casi por completo el poder de la intuición, la capacidad creativa y el empuje apasionado de las emociones positivas.

En contraposición con lo anteriormente argumentado,  dentro del Nuevo Paradigma la vida no hay que ganársela, ya que nos pertenece por derecho propio, y nos apegamos a ello según una única condición: el respeto por uno mismo, por el resto de la humanidad y por el planeta, junto con todo lo que crece sobre él, incluyendo el futuro. Esta nueva concepción sugiere que no existe lo bueno ni lo malo, lo correcto o incorrecto, tan sólo se tiene en cuenta el equilibrio y el desequilibrio, la armonía y la desarmonía; la vida busca el equilibrio, así que siempre tenderá a ajustar nuestros excesos y defectos, sean éstos del orden que sea y a pesar nuestra, nos guste o no nos guste. En nuestras manos está el hacer que esta armonización se efectúe de la manera más natural posible, sin luchas ni conflictos, externos o internos.

Además, la responsabilidad (no debe confundirse con culpa) de todo lo que nos acontece en la vida es enteramente nuestra; lo pasado se mejora en el presente y se construye un futuro tomando las riendas de nuestra propia existencia y aceptando nuestra responsabilidad por completo, independientemente de lo que hicieran con nosotros en otros tiempos, ya sea en esta vida o en otras. En el Nuevo Paradigma educamos a nuestros hijos desde la base de la confianza; la Vida fluye a nuestro favor, tan sólo tenemos que aprender a fluir con Ella y nunca nos faltará nada que necesitemos.

Por otro lado,  ya no se tienen creencias, sino certezas, basadas en la resonancia vibratoria que dichas ideas puedan tener, o no, con nuestra frecuencia de vibración, con nuestra conciencia en determinado momento. Estas certezas pueden cambiar, y de hecho deben hacerlo, conforme esa frecuencia vaya cambiando, evolucionando. En el Nuevo Paradigma el aprendizaje es mucho más rápido, prácticamente sobre la marcha; el Karma ya apenas tiene sentido, liberándonos por fin de las cadenas opresoras del pasado. Esta es una consecuencia más de nuestra toma de responsabilidad total.

Ahora sabemos que tan sólo suceden cosas en nuestro mundo particular, por tanto cada ser humano se esforzará por crearse un mundo amigable y beneficioso para él, y de esa manera cada mundo particular se verá beneficiado por el de sus semejantes más cercanos También se idealiza que cada ser humano brilla con luz propia, aislando la necesidad de búsqueda ya que poseemos todo lo que necesitamos para desarrollarnos plenamente; nadie es, ni será nunca, mejor que nadie.

Para concluir, el aspecto fundamental que presenta este paradigma yace en que la mente y corazón van de la mano, proporcionando a cada individuo todo el potencial que éste es capaz de desarrollar.


by. Pedro A. Medina R.


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